Camila Bañados presenta su disco debut, un ensamble robusto entre trabajo colectivo, pop, jazz, la predominancia del viento y las cuerdas.
Dura 27 minutos, pero creo que no hay que ir tan lejos para entender y disfrutar de la esencia que rodea la experiencia llamada “Vientos 1.”, el disco debut de Camila Bañados.
De hecho, la construcción en sí del disco es llamativo por sí solo. No quiero que me malentiendan, entiendo que con la exploración del sintetizador, el filtro y esta cercanía a un futuro meramente digital, estemos acostumbrados a un sonido más “artificial”, por así decirlo. Pero, si me pones a doce músicos a trabajar en son de una abstracción lírica y estructural, obviamente va a destacar mucho más para quienes ponemos atención a estos detalles.
“Vientos 1.” es el disco debut de la cantautora Camila Bañados, una artista que ha estado creando un pop íntimo, fuera de la convención mainstream, que comprende seis canciones que duran alrededor de 27 minutos, una propuesta que deambula entre la improvisación del jazz, el pop minimalista y el world music.
En un inicio, Camila junto a Manuel Pinedo forman Essentia Dúo, para luego ser por cinco años corista de la banda de salsa Jibarito. De ahí en adelante, la artista toma otros caminos, centrándose en esta experiencia pop más cercana al jazz que hemos hablado previamente.
Este EP es fruto del trabajo que ha ido sembrando desde definirse como cantautora contemporánea, la conducción de Ignacio Diaz Lahsen y doce músicos que dan forma a una odisea que navega entre las cuerdas y vientos.
Su primera canción, “Viento” es la síntesis perfecta de toda la experiencia, siendo sin duda la mejor de toda la propuesta y además siendo un tema precioso que debe ser considerado dentro de lo mejor de este año.
Las influencias que hemos puesto en este texto se ven reflejados en menos de seis minutos: Entrega ritmos, potencia instrumental, que no es abrumadora ni grandilocuente por sí sola, pero en la suma total del trabajo impecable de los músicos, la conducción de Ignacio y la voz guía de Camila, crean estos vendavales. Momentos donde todo parece jugar en son de un mismo norte, una experiencia in crescendo que ocupa todos los espacios del oído y no termina en un remate brusco, sino que se va perdiendo a la lejanía para darnos paso a su siguiente canción, “Barro”, donde la autora recita unos breves versos para partir.
Con solo la primera canción puede plantar su estandarte en el piso y darnos todas las claves para entender el disco. Eso debería hacer una buena primera canción, ser una muestra, un enganche y a la vez un núcleo bastante potente para brillar por sí solo.
Aunque sería injusto atribuir todo a “Viento”. Para quienes llevan un tiempo leyendo este espacio, creo firmemente que la suma de canciones, con sus propuestas, altos y bajos, son los que dan un resultado redondo, normal o incompleto de un disco. Las siguientes cinco canciones están muy bien construidas, siguen la tónica del inicio, donde ningún elemento parece desentonar.
De hecho, en mi cabeza “Árbol” es la que cierra el disco, siendo “Figura” una estela de esta. Creo que la mezcla de violín y las palabras de Camila alcanzan su mejor momento en este tema, para que abra la batería un leve retumbar en los audífonos. Bailé, para que me invitaras. Y entran los elementos de viento, en ese exquisito baile sonoro que solo se puedan dar en oportunidades así.
De lo que va de año, con la mano en el corazón, “Vientos 1.” va siendo el mejor disco que ha salido este lado del mundo. Aún tenemos varios meses por delante, pero el trabajo, creatividad y esfuerzo de Camila no debería pasar desapercibido. Es un sonido refrescante, nuevo y profundo, se sale del común y lo hace victorioso. No muchas personas pueden decir eso.
4.1 de 5.0 árboles

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