Val Crucciani encarna la traición en clave dark reggaetón con “Iscariote”

Entre símbolos sagrados, furia contenida y una estética que roza lo profano, la artista chilena inaugura una nueva era sonora y visual.

En su nueva entrega, Val Crucciani toma la figura bíblica de Judas y la transforma en un espejo íntimo: traición, abandono, ruptura y rabia contenida orbitan en “Iscariote”, un dark reggaetón donde lo religioso deja de ser quietud para convertirse en herida abierta.

La artista concibe el single como un cuerpo emocional en tensión: un espacio donde el desamor convive con la fuerza de una femenina furia que despierta.

De la mano del productor Viangogh, el track se sumerge en texturas densas, sintéticas y casi rituales. Un pulso sombrío sostiene un relato vulnerable que no teme mostrar fracturas, mientras la voz de Val se mueve entre la delicadeza y el temblor.

Iscariote” despliega un universo que conjuga lo urbano con la imaginería espiritual, desmontando la noción de lo sagrado desde una perspectiva ferozmente personal.

Ese gesto se amplifica en el videoclip dirigido por KIM y producido por Envy Films, una pieza en blanco y negro inspirada en el terror clásico de los años 30.

Allí, Val aparece como una novia espectral cuyo dolor evoluciona en furia, un tránsito que la convierte en una figura que encarna siglos de rabia silenciada.

Es una metamorfosis estética y simbólica: de la quietud al desgarro, del temblor al acto de reclamar el propio poder.


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