La artista convierte el duelo y la transformación en un ritual musical de luz y sombra.
Un altar como espacio para honrar lo que ya no está, pero también para agradecer lo que permanece. Desde esa intención nace «Altar«, el primer disco de la cantautora, violinista y artista de performance chilena Ailinashakti, una obra que entrelaza experiencias de vida, muerte, amor y renacimiento.
Grabado en el Estudio Nueva York de Ciudad de México y producido por Madame Récamier, «Altar» despliega ocho canciones concebidas a lo largo de casi una década.
Desde la más antigua, «Ahora Luz» (2016), hasta «Collar de perlas«, compuesta durante la grabación, el disco recorre distintas etapas vitales de la artista en una narrativa que se mueve entre lo íntimo, lo espiritual y lo profundamente humano.
“Este disco es un altar para conmemorar experiencias de duelo de diferentes índoles. Las canciones están atravesadas por la oscuridad de perder a alguien (incluso a mí misma en alguna versión), y es un llamado a llenar con memorias y orgullo los vacíos que deja la pérdida”, explica Ailinashakti.
“Altar es también una invitación a pedir ayuda, a no rendirse. Es una especie de himno que me ayudó a salir de la pena, y espero que también acompañe a quienes lo necesiten”, agrega.
Durante los casi cinco años que vivió en México, la artista absorbió nuevas influencias sonoras y afectivas que amplificaron su lenguaje musical.
En el álbum, esa experiencia se plasma en colaboraciones con Madame Récamier, Pehuenche, Valentín Taricco, El Mulu y El mismo de antes.

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