Corto Punzante

La artista se sumerge en la fragilidad y la espiritualidad con canciones mínimas y atmósferas etéreas que retratan la belleza de dejar ir.

Hay debuts que suenan más a confesión que a estreno, más a memoria compartida que a simple registro musical. «Coraza«, el primer EP de Ámila —nombre artístico de Camila Naylor— es precisamente eso: un retrato sonoro de la fragilidad y la sensibilidad, un refugio donde lo íntimo se transforma en canciones mínimas, exactas y llenas de espiritualidad.

El camino de Ámila en la música comenzó a los ocho años, cuando su padre le enseñó guitarra y le dio un espacio libre para crear. Más adelante se sumergió en el piano y en la música clásica, aprendiendo de la teoría y la técnica, hasta que decidió soltar esas estructuras para explorar un lenguaje propio.

En 2022 formó parte de la banda de blues y rock Taxi Cabaret, experiencia que describe como feliz y formativa, pero que este año dejó atrás para centrarse en un espacio de creación personal: “un proceso muy espiritual, conectado conmigo misma y tratando de encontrarme, cosa en la que la música me ha ayudado bastante”.

La chispa que encendió «Coraza» llegó gracias al productor Santiago González Lihn, quien la invitó a trabajar un proyecto para su sello ATML.

Entre conversaciones, bares y escapadas a la playa, encontraron un diálogo creativo donde la fragilidad y la espiritualidad se transformaron en canciones.

“El EP explora la fragilidad, la sensibilidad, lo espiritual, las conexiones humanas y lo complejas que son, y también la nostalgia femenina”, cuenta Ámila.

Entre sus referentes compartidos aparecen nombres como Maria BC, Midwife, Eartheater y ML Buch, que sirvieron de guía para construir un paisaje sonoro lleno de silencios, cintas y guitarras distantes.

“Quise revelar de mí misma en las canciones lo lindo que puede ser la pérdida, lo bello de dejar ir y perder un poco el control, retratar esta tristeza femenina que tiene una enorme cantidad de esperanza y lo mucho que puedo llegar a amar. Es un EP lleno de amor”, afirma.

Lo que viene no está trazado en mármol, pero Ámila ya imagina un futuro donde su proyecto se abra hacia nuevas texturas.

“Me encantaría hacer un disco, mezclar más elementos propios chilenos folk, pero con este giro etéreo y de gran atmósfera sonora, más guitarra acústica que amo tanto. Me imagino la evolución de este proyecto como tenga que ser: como soltarlo al universo y que vuele a donde tenga que llegar”.

Con «Coraza«, Ámila abre una puerta a un universo delicado y profundo, donde cada silencio importa tanto como cada acorde. Un debut que no busca respuestas, sino compañía: un espacio sonoro para dejarse envolver, soltar y, sobre todo, sentir.