Resignificar un sonido que es considerado propio de un lugar tiene su mérito, porque tienes que considerar cuál es la base de esa musicalidad y cómo traerlo a un espacio contemporáneo o distinto a cómo se concibe.
Sé que la cueca no es un género que se extienda a todo el país y por lo general se asocia al centralismo, pero si es el tipo de música que más reluce en septiembre.
¿A qué viene toda esta perorata?
Porque esto iba a ser una crítica por separado, pero se acabó septiembre y la verdad es que ambos proyectos son buenos resignificando, adaptando y dando luz nuevas capas sonoras en torno a la cueca.
El primero es “A| Tetralogía de Bichos y Setas”, la primera parte de un disco doble, cimentada fuertemente en la estructura musical de la cueca, pero que construye los pilares en torno al post-hardcore y noise rock.
La banda lleva un tiempo en el circuito, pero sinceramente este lanzamiento marca -por ahora- el peak de lo que ha sido su trabajo. Engloba lo mejor de la estructura clásica de cueca y lo eleva con una reinterpretación mucho más pesada y cruda, con letra política, oscura y agresiva.
Por otro lado, está Paulina Pérez se presenta con “Trama”, un disco que tiene de base la cueca, pero ella edifica a través del rock progresivo y tintes de jazz-rock, para dar paso a un disco larga duración diez canciones, que expone un matiz distinto para hablar en este lenguaje.
En una mezcla de líricas políticas, filosóficas y algo de existencialismo, plasma su propia impronta, una identidad que ya está en sus trabajos anteriores, pero toma mucho más protagonismo al arriesgar un LP bajo esta estructura.
Estas obras no sólo construyen desde la base misma de un género, sino que la transforman y resignifican bajo sus propias reglas, percepciones y experiencias. Porque revisitar sonidos propios de una zona/país/región se puede remitir sólo a la raíz, como es el caso de Lafourcade, que a pesar de sumar elementos y embellecer las tonadas, es una reinterpretación fiel a los sonidos que trabaja.
Tanto Phuyu y la Fantasma y Paulina Pérez van más allá: Toman el sonido, pero sólo es el puntapié inicial de una experiencia sonora y sensorial que nace desde su propia percepción, de sus núcleos y esencias artísticas.
En fin, sólo puedo cerrar este texto recomendando a concho ambos lanzamientos. La variedad en la música nacional puede venir desde afuera como acá adentro, o incluso tomar elementos de ambos pilares y dar lo mejor de sí en algo nuevo y cautivador, como son estos dos casos.

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