“ÍDOLO DE NADIE”: Licencia para experimentar

Creo que la exploración siempre es bienvenida, pero cálmate un poco, bájame dos cambios y no te pases tres pueblos. ¿Jugar con la música, a este nivel, está permitido?

YCB, Young Cute Boys, o mi nueva boyband chilena favorita, es una agrupación que lleva tiempo dando vueltas, con su primer disco bautizado como «Del Tabo a París«, estrenado el 2020.

Este año lanzaron un nuevo LP titulado “ÍDOLO DE NADIE”, que comprende once canciones y unos 31 minutos de contenido, con pop rap y glitch hop como pilares de la experiencia.

Siendo modesto con el lenguaje: ¿Qué chucha la atmósfera que logra provocar YCB?

Con una entrega directa y rimas que parecen metralleta, disparando con puntería certera, pillarme este proyecto que juega de una forma más que entretenida con el beat, que a veces suena a lo ya conocido, pero profundiza y luego se saca unas producciones al puro estilo de JPEGMAFIA, ha sido una de las experiencias más gratificantes de lo que va de año.

Es música que, en teoría. debería sonar mal, pero al final del día es capaz de capturar la atención y armonizar a su propia manera, jugando bajo sus propias reglas.

Al fin y al cabo, todo queda dentro del paisaje sonoro que quieren implantar, que es dinámico y difícil de predecir. Con filtros de ruido denso y filtros a la voz, la patada que entrega cada canción es justificable porque, si me equivoco me retan, la agrupación no tiene miedo de lanzar todo a la parrilla. Una suerte de experimentación y “no tengo miedo a nada”. Por eso pregunto, qué chucha

De dónde sacas ese coraje. Esa valentía de hacer música es lo que recalca, porque últimamente me he convertido en el viejo enojón con todo las sonoridades de moda.

No porque sea malo y tenga malos exponentes, al contrario, de vez en cuando hay gente que se salta la regla y destaca por mérito propio. Pero el bombardeo ha sido tal, que todo suena igual y cuesta encontrar nuevas promesas.

Pero YCB con el pop rap y glitch hop, con letras que a veces llegan a ser desgarradoras por la desesperanza y la sinceridad del trovador, y otras que te mantienen en lo alto por la entrega de palabras tras palabras.

Creo que lo único en contra que podría decir, que no es mucho en verdad, es que no todas las canciones están al mismo nivel de calidad o entrega, pero sinceramente acá no hay canciones malas: Hay canciones buenas y canciones muy buenas.

Más allá de eso, “ÍDOLO DE NADIE” es una joyita para meterse a escarbar en una escena nacional que da espacio para sonidos distintivos como estos.


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