¿Hay algo más lindo que las big band o colectivos musicales? Lo hagan excelente, decente o mal, existe una mística en la experiencia que ofrece un montón de personas al confluir para hacer funcionar una canción, que no parezca una batahola para ver quién reluce, acá nadie brilla por sí solo, acá se brilla en conjunto y esto, lo sabe hacer de maravilla Chimonos Chimonos.
Chimonos Chimonos es una banda oriunda de Valparaíso, y buscando expresar una “experiencia colectiva, baile y denuncia social” dan a luz su cuarto disco de estudio que ha sido bautizado como “Flor de Kila”, con una batería de siete canciones que exploran distintos sonidos latinoamericanos y afrodescendientes.
El cuarto disco abre con «Kenon», un instrumental orquestal que es la mejor carta de presentación. El álbum tiene líricas, ¿por qué empezar con una canción que carece de ellas? Porque Kenon es la muestra exquisita de toda la atmósfera que se va a vivir con el disco completo y, por sobre todo, es una muestra impecable del inicio de este texto: Diez integrantes se unen para convertirse en una sola gran experiencia, un ente llamado Chimonos Chimonos, la mejor muestra de lo que puede hacer el trabajo colaborativo.
Esa estética y ese talento de cada integrante en plasmar su instrumento y su cometido en cada canción permea en todo el LP, dando paso a una obra tan sólida y completa como lo fue Narval Orquesta el año pasado, un todo que cubre todo el espacio imaginable de la escucha.
Sin embargo, no hay que dejar atrás sus líricas, que en cierto sentido son parte de un registro y perspectivas sobre momentos contemporáneos de nuestro acontecido país. El estallido social, la represión por parte de aparatos del Estado, la pandemia y la impunidad de la justicia chilena salen al baile.
De hecho, el mejor ejemplo de lo anterior es “Incendio en Placilla”, jugando a la sátira con “¿no será mucha la coincidencia digo yo?”, con el avance las inmobiliarias ocupando espacios que no deberían ser ocupados.
Por último quiero destacar la colaboración con AlmenDra DelPilar en “Machucones en el Alma”, que además de mostrar esta mezcla orgánica entre jazz, funk, ska y algo de rap, la lírica de la artista es muy llamativa y también llama a poner los focos sobre ella.
Redondeando, “Flor de Kila” no tiene mucho en contra qué decir, es un disco que consagra un estilo y unas ganas de crear que han madurado en torno a estas siete canciones y a sus integrantes. No todas las canciones son perfectas, pero puedo poner las manos al fuego al decir que todas son muy buenas y más que recomendables, siendo la mejor su carta de presentación, “Kenon”.
3.9 de 5 flores
Corto Punzante 
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