Corto Punzante

El tan esperado disco larga duración de Chini.png se estrena y cierra marzo con broche de oro.

Si sigues este blog hace un tiempo no es un secreto que tengo a Chini como una de las artistas más prometedoras del escenario actual. Ahí está la monografía Chini.png debería ser un himno, donde básicamente repaso su carrera, su registro vocal tan hipnótico y su constante participación con artistas del circuito nacional.

Antes de este LP, la vi abriendo el Lollapalooza de este año, una experiencia catártica y después de ver cuál sería la tracklist de “El día libre de Polux” sabía que iba a ser un buen disco. Pero me equivoqué porque, spoiler a la conclusión de esta crítica, no es solo bueno, es maravilloso e impactante cómo se refleja el camino recorrido, dando el mejor disco chilensis de lo que va de año y a un firme candidato para lo mejor del 2023. Así abrimos un pequeño cambio de formato e inauguramos el Sello de calidad Corto Punzante.

“El día libre de Polux” es el primer disco larga duración de Chini.png, este precioso proyecto conformado por grandes exponentes como Juan Desordenado, Simón Campusano y Pepe Mazurett, que cuenta con doce canciones y dándole vueltas podríamos lo etiquetar de una experiencia entre el art rock y el art pop, con ciertos toques de indietronica, siendo capas que no se tropiezan y pasan por el estilo ya reconocible de su autora.

Revisando la información respecto al disco, se trata de un collage de vivencias en los últimos años de la artista, que nacieron desde la guata -como se dice por estos lares- y sujetarse a esa premisa puede sonar peligroso, pero en este caso se nota que hay un gran talento base y un trabajo duro para encauzar esa creatividad.

Este disco no tiene un hilo conductor claro, es casi un repaso y toma referencias de Chini desde su lanzamiento a la escena nacional: La predominancia de la guitarra, ritmos variados que bailan entre lo pesado y liviano y no se conforma con lo ya probado y funcional, sino que se atreve a experimentar. No es una novedad esto último, porque lo que hace tan atractivo este proyecto, desde la época de The Technicians y como solista ha sido eso, la experimentación.

Convergencia entre sonidos conocidos y tintes de otros lados que, nuevamente, se toman del talento de su vocalista y compositora y dan a una experiencia tan cercana., pero a la vez pide a gritos que sea descubierta y explorada.

En cuanto a las referencias, no vive de ellas pero si sirve para decir “se parece harto a este tema que lanzó hace tiempo”, sin embargo, suena como una versión muchísimo más sólida. Las referencias tienen su encanto pero el atractivo actual llega aún más lejos, algo que no esperaba con un álbum debut.

Por aquí y por allá escucho tintes de “Arriba”, “Fisura” o “Puchero”, canción que comparte con Bronko Yotte. Hay tanto por donde revisar y re escuchar que es casi enciclopédico, mientras te presentan una obra que sabe que es un gran lanzamiento y no se deja nada en el tintero.

Al igual que el popurrí de sonidos, las letras van y vienen en distintos caminos, emociones, reflexiones, sacándose coros y versos que están para darle más de una vuelta, que se quedan pegadas y llaman al sentimiento tan primigenio de “oh hueón quiero cantar esa canción a toda voz en una tocata”.

En cuanto a su estructura lírica, tiene un elemento que a veces me molesta en otras propuestas, pero acá me hacen querer más. De hecho no escribí esta reseña antes porque no paraba de darle vueltas: La repetición.

La repetición de un ritmo o, en este caso, un verso puede ser tan atmosférico como aburrido. Si no se maneja con cuidado la sensación que se le da al público es que tanta repetición está para rellenar una canción. Por ejemplo en “Árboles y pasarelas ” está:

«Cántale a esta noche

y yo en la mía«

Dejando de lado mi fanboy interno, creo que se hace especialmente bien aquí, porque aunque repite varias veces este segmento, no es monótona por dos razones: Una es que desde el inicio se construye una atmósfera propicia para esta parte, va invitando sutilmente y dos, aunque repita el verso, cambia ligeramente la entonación y potencia de la frase, no son iguales unas con otras, se rompe la sensación de loop sintético y eso, a un nivel inconsciente, no incomoda y sigue atrapando.

Puede que esté hilando muy fino, pero eso es lo entretenido de este disco quería dejarlo en claro, hay mucho de dónde revisar, de analizar y esto es sólo un fragmento de todo el potencial de estilo y entrega de “El día libre de Polux”.

Para no alargarme más allá, tiene muy buenas canciones en todo el disco, nunca decae y muestra muchas “Chinis” repartidas en el tiempo a través de doce canciones, aunque sus hitazos o mejores temas que son para aplausos son “Cinta blanca” y “Punto de vista” junto a Bronko, y las excelentes y favoritas son “Árboles y pasarelas” y, por supuesto, nuestra favorita del 2022, que fue “Laurel”, que después de haberla escuchado en vivo creo que no sentía tantas cosas a la vez desde que escuché “Fisura” en su tiempo.

Es emocionante seguir tanto tiempo la carrera de una artista que yendo y viniendo siempre ha estado ahí en la escena, poniendo su granito, apareciendo con distintos feats, lanzando sencillos y EP’s. Todo ese camino, ese esfuerzo y esa belleza artística nata se ven reflejados en este debut y es tan inspirador que debería ser usado de ejemplo para varios y varias.

Chini ya no es un himno, es una experiencia completa que va más allá de una sola canción. Este disco es su bandera más grande y la mejor que podría ondear una artista en la contemporaneidad. Felicitaciones, Chini, de verdad.

4.1 de 5.0