Lo más bello y el punto más álgido de «SMITHEREENS» es su canción de entrada. «Glimpse of Us» caló hondo en los corazones rotos/a medio romper por toda internet, y no le quitaría mérito por ser tan viralizable. La balada acompañada del piano y el estilo que ha cultivado Joji, da un resultado impecable, convirtiéndose en una de mis canciones favoritas del año.
Lamentablemente se queda ahí. Después de su primera canción, el último disco del músico australiano/japonés nunca llega a ese nivel, e incluso, sus últimas canciones no pasan de ser del montón.
Es un bajón por lo que había construido el artista: Siendo Ballads 1 (2018) una especie de demo o disparo de salida para lo que sería su estilo, mucho de ese material recordaba al proyecto Chloe Burbank, que sigue colgado en YouTube gracias a la fanaticada.
Nectar (2020) parecía tomar todos esos elementos sueltos y, a pesar de tener la monotonía de la voz del artista, se atrevía a experimentar y jugar con todas sus herramientas, dando forma a un LP más que digno para su discografía.
Soy un fanboy de Nectar, no te voy a mentir. Se convirtió en uno de mis discos favoritos del 2020 y a pesar de todo lo que ha pasado, sigo defendiendo esa decisión.
Este último disco, que por alguna razón se divide en dos partes con ocho canciones que no suman más de media hora. Un disco que crea desde el R&B alternativo y el pop alternativo. Lo hace bien.
Decae después de las tres primeras canciones, siendo casi indistinguibles las cuatro canciones de la segunda parte. A ratos que me hace pensar que volvimos a su época de Soundcloud y ha perdido esa chispa ingeniosa de Nectar, igual de nostálgica y triste pero que conectaba a otro nivel sonoro como lo hace su antecesor de dos años antes.
No logro conectar con gran parte del disco y eso se hace más notorio al tener una presentación tan cercana, que suena de forma magistral en su simplicidad y parece ser el Joji más honesto de los últimos años en sus primeras tres canciones.
A pesar de todo lo anterior, repito, lo hace bien dentro de todo. Quiero decir que sigue estando por encima por una gran cantidad de lanzamientos de este año, y tomando en cuenta el flujo descomunal de lanzamientos en el último tiempo, tiene su mérito.
Lamentablemente no alcanza a destacar lo suficiente para estar entre los mejores del año, ni tampoco de su carrera. A lo mejor parte de su éxito se basa en la vibra que entrega su autor, pero a pesar de que sea atrapante, no justifica esta monotonía. Amado en Album of the Year, aburrido para Rate Your Music. La tónica se repetirá en la mayoría de los sitios y foros en internet.
Por mi parte, sigo esperando mucho más de Joji, porque se nota a kilómetros que tiene la sensibilidad creativa y la visión para poder crear más allá de los límites autoimpuestos.
Mi veredicto final para SMITHEREENS es:

Deja un comentario