Afirmar que un género musical está muerto sólo porque otros están en auge por la tendencia, es una falta de respeto para artistas y proyectos musicales que trabajan día a día para transmitir su arte de la manera que prefieran.
Ni el rock, la música folclórica o, en este caso, el jazz han muerto y están lejos de hacerlo. Camaleones nos regala un disco de ocho canciones que se me queda corto, porque anhelo más y he tenido que llenar ese pequeño vacío mirando su trabajo anterior.
«Barrio Mundo» es lanzado bajo el Sello Sinfín, con la participación de Hugo González (saxofón tenor, flauta traversa en “Ternurita”), Ursula Mosqueira (saxofón alto, saxofón soprano en “Ternurita”, teclado eléctrico en “Honduras”), Martín Cantolla (bajo eléctrico), Tomás Mosqueira (batería, guitarra eléctrica en “Ternurita”) y Luis Gordo (teclado eléctrico en gran parte del LP).
Este disco, cómo consigna la propia banda, une elementos del jazz, del funk y de la música latinoamericana, en un compendio que trae consigo un gran factor de improvisación.
Por lo que estaríamos hablando, a grandes rasgos, de jazz fusión: Con el uso casi universal de guitarras eléctricas y teclados, un género que generalmente bebe del rock, rhythm & blues, funk y la música folclórica.
La sonoridad de «Barrio Mundo» recuerda, y se diferencia del resto de jazz internacional, a sabores latinoamericanos, los cuales permiten cierta cercanía y fácil acceso a esta presentación por la proximidad de estos entornos musicales.
Camaleones no tiene nada que envidiarle a exponentes mundiales, ya que desde su propio entorno son capaces de crear algo universal con un toque cultural. El trabajo de improvisación queda bien plasmado en cada una de las canciones, siendo diferentes entre sí y creando dinámicas y capas atrayentes.
La mejor probada de esta experiencia es, obviamente, escuchar el disco completo. Aunque también puedes tener una primera toma de contacto con el punto más alto del LP, que sería su tercera canción «Cienpies«.
Mi veredicto final para Barrio Mundo es:

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