Una pequeña guía sobre el subgénero para que aprendamos algo nuevo.
¿Qué mierda es el Avant-garde Jazz? El nombre suena a una pedantería del porte del Everest, pero hagamos esto en frío.
Primera aclaración, Avant-garde en francés significa vanguardia. Las vanguardias han sido una vía, una alternativa y hasta un frente ante la Academia de distintas artes. Ahí tenemos el futurismo, la Bau Hauss y otros movimientos que se proclamaron como vanguardia, rechazando lo establecido y dando una vuelta a la mirada expresiva del o de la artista.
Sin embargo, para el común, la vanguardia puede llegar a ser obtusa y muchas veces densa de consumir. “Esto no es arte” se puede escuchar en alguna conversación o en comentarios de redes sociales cuando algún medio habla sobre una obra de carácter vanguardista.
La vanguardia existe en distintas disciplinas y en música, si es que te has dado una vuelta, lo más seguro que te hayas cruzado con un álbum que sea Avant-Garde Jazz. No es tan difícil encontrarlos, porque si te interesas un poco por el jazz te vas a encontrar que Charles Mingus, John Coltrane y Miles Davis -considerados leyendas del género- lanzaron discos que caen en la categorización de Avant-Garde.
¿Pero por qué cresta estoy escribiendo sobre un género tan especifico?
La respuesta es por un disco de más de dos horas, que salió a mediados del 2020 y cae en la categoría del Avant-Garde Jazz: «Éons» de Neptunian Maximalism.
¿Es una respuesta pobre? Si, pero tengan un poco de paciencia y síganme por este corto viaje.
Este artículo casi ni esa una crítica y poco tiene de análisis. Es más informativo que nada y yo alguna vez tuve esta duda, por si alguien que se encuentra este post en el océano de información que nos provee internet pueda aprender un par de cositas.
El subgénero conocido como Avant-Garde Jazz nació en la década de los 60’s. Tomando elementos característicos de la música vanguardista que se desarrollaba en la época, artistas de jazz destrozan el género en sí, jugando con la base del género: El ritmo, la armonía, la instrumentación y la estructura de una canción.
En esta búsqueda de romper límites y experimentar, el Avant-garde se caracteriza por usar técnicas extendidas.
- Overblowing (Transito de armónico): Cuando se toca un instrumento de viento se cambia la fuerza o la dirección de la columna de aire -término que se refiere al volumen de aire que se encuentra en vibración dentro de un instrumento- para conseguir un tono mucho más agudo o una nota diferente a la que se espera que salga.
- Multifonic (Mutlifónico): Es generar más de una nota cuando se toque. Esta técnica está sujeta a varios factores como la temperatura ambiente, diferencias entre instrumentos, embocaduras, lengüetas, entre otras. Por eso es un sonido mucho más improvisado que no tiene repetición.
- Flutter-tongue (Aleteo de lengua): Como dice el nombre, es utilizar la lengua para producir un sonido FrrrrFrrrr. Lo único que cambia es el uso de la lengua porque el músico va a seguir tocando las notas de forma convencional, generando un efecto de vibrato o trémolo.
Con estas técnicas se puede crear, a grandes rasgos, dos tipos de canciones de Avant-Garde Jazz: Sonidos libres, improvisados y sueltos en el aire que terminan siendo parte de una misma canción, muy parecido a lo que hace el Free Jazz que es otra vanguardia dentro del género. Y, por otro lado, obras que son muy complejas y son densas al oído.
Si les soy sincero, la primera vez que escuché discos de este subgénero fue un palazo en la cabeza. Eran densas, desordenadas y a veces me daban la sensación de agobio. No sé cuánto tiempo pasó, unos meses y al volver a escucharlas me hice parte de esa incomodidad y disfruté las obras. Al tratar de jugar con la armonía, la estructura y el ritmo, puede parecer un ladrillazo al oírlo. Pero cuando ya entras en su juego y sabes que no hay reglas, que es un sonido experimental basado en ciertas técnicas y conceptos que ya te expliqué, te acostumbras y hasta llegas a apreciarlo mucho.
Aunque, como en la variedad de gustos, para cualquier otra persona puede seguir sonando como un montón de incoherencias a lo largo de su vida y nunca va a apreciar el Avant-Garde Jazz y eso es normal.
Entre los más conocidos del subgénero están los previamente mencionados además de Ornette Coleman y Eric Dolphy. Sin embargo, a modo de cierre, acá abajo dejaré tres discos que recomiendo de este mundillo.

Sextant (1973) – Herbie Hancock
Futurista, espacial y lleno de improvisación, a once años de su debut Herbie lanza este disco lleno de una vibra mística y a la vez difícil de descifrar.

Injuries (2014) – Angles 9
Cuando escuché este disco llevaba un año buscando música activamente en foros y páginas de internet. A pesar de lo rupturista que quiere ser ante la estructura tradicional, Angles 9 hace un álbum “amigable” para empezar a explorar este subgénero. No creo que haya sido a propósito, pero el resultado es muy bueno y gracias a ellos me acostumbré a otros exponentes del Avant-Garde Jazz.

Éons (2020) – Neptunian Maximalism
Es un gran disco y se merece su reseña, pero para ser sincero no tenía idea cómo reseñar un disco de jazz. Así que han caído en mi trampa, aunque igual fue divertido hablar sobre un género en específico y conceptos relacionados.
Volviendo al álbum, estos amiguitos vieron la luz como proyecto en 2018 y vienen de Bélgica. El disco tiene todos los elementos que describí en este artículo y si no me engañan mis oídos, tiene varios más. Hay gongs, sitar, “bowed guitar”, flauta, trompetas y varios instrumentos más acompañan este viaje místico de dos horas. Creo que la portada simboliza muy bien lo que nos promete la obra.

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