El Mala Hierba y Simón Campusano presentan un duelo literario en clave pop-folk

Un homenaje lúdico a las querellas literarias latinoamericanas, inspirado en una anécdota real y convertido en un single que mezcla humor, memoria cultural y humanidad desnuda.

El Mala Hierba (proyecto de Matías Hermosilla) estrenó «Cuando los poetas se agarran a combos«, un nuevo adelanto de «Nostalgia Millennial«: canciones de realidad, fantasía y lumpen, su primer LP.

En este capítulo previo al disco, Hermosilla se une al cantautor Simón Campusano, voz de Niños del Cerro, para construir una pieza donde lo literario, lo absurdo y lo profundamente humano conviven sin jerarquías.

El resultado es un single que aborda, con ironía y ternura, ese territorio donde la poesía deja de ser contemplación para convertirse en pura visceralidad.

La chispa del tema nace de una anécdota tan improbable como real: durante 1967, el poeta Waldo Rojas golpeó en el rostro al crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal después de una discusión política.

El relato circuló durante décadas en la voz del poeta Pedro Lastra y terminó detonando esta canción que, lejos de quedarse en la anécdota, abre preguntas sobre la fragilidad emocional, los impulsos primarios y las contradicciones que existen incluso en quienes dedican su vida a la sensibilidad.

En clave pop-folk, con guitarras de Vicente Godoy y producción de Yaima Cat en Estudio Ladra (bajo el alero de la Sociedad Adnina por la Canción de Barrio), «Cuando los poetas se agarran a combos» sostiene un humor filoso pero cálido.

Matías Hermosilla lo resume así: “La vida, a pesar de sus complejidades, nunca es tan grave. Siempre hay comedia, incluso en los momentos más tensos”.

La estética visual del lanzamiento refuerza este espíritu. Las fotografías de Hugo Hinojosa (Shicolugo), tomadas en la Bóveda Secreta de 5 Luchas Clandestinas, muestran a Hermosilla y Campusano en un ring metafórico, jugando a boxear y encarnando ese choque entre egos, ideas y emociones.

La portada de Jota Ampuero, que imagina a Pablo de Rokha enfrentándose a Enrique Lihn, expande aún más ese guiño a las querellas poéticas, convirtiendo el single en un puente entre pasado literario y sensibilidad contemporánea.

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