La banda de Chimbarongo presenta su primer álbum larga duración, un paisaje sonoro que fluye entre el art rock, el math rock y el pop alternativo.
Desde la sexta región, Quivik irrumpe con en la escena independiente nacional con «Manantial«, su primer LP y una declaración artística que de carácter inquieto y emocional de su propuesta.
Luego de los adelantos “Soy el Sol”, “El Dolor del Bosque”, “Extiendo mis manos” y “Dragón Púrpura”, la banda entrega su álbum completo: una travesía de diez canciones donde la intensidad, la vulnerabilidad y la contemplación se entrelazan como corrientes de un mismo cauce.
En su sonido confluyen el rock progresivo, el math rock y un pop atmosférico, sostenido por percusiones , guitarras y un bajo entre calma y efervescencia. Al centro, la voz femenina del proyecto se alza, dialogando con referentes como Björk o Hayley Williams, pero desde un lugar propio e íntimo.
“Las canciones del disco representan un viaje hacia el centro de una identidad en transformación”, comenta la banda.
“No se trata de buscar certezas, sino de reconocerse en el cambio, en los momentos de confusión y desborde que forman parte de estar vivos. El agua (el río, la lluvia, el mar= aparece como símbolo de calma y sanación, mientras el bosque, el viento o la luna amplifican esa conexión con la naturaleza y lo emocional”.
La portada, obra de la artista coreana Han Hyesoo, es una pintura realizada con pigmentos minerales sobre lino que que busca visualmente el espíritu del disco: olas que representan el proceso de sanar, y destellos amarillos que irradian esperanza, como si el dolor también pudiera transformarse en luz.

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