El músico peruano Nicolás Duarte presenta ‘Quemarme contigo’: el amor como territorio en ruinas

Nicolás Duarte pertenece a esa generación del rock peruano que aprendió a moverse sin brújula. Desde los años dos mil ha transitado por proyectos fundamentales —Camarón Jackson, Cuchillazo, La Mente, Descabellado— hasta consolidar un trayecto que rehúye la comodidad de un estilo fijo. En cada etapa, su voz ha sido distinta: áspera, festiva o introspectiva, según el contexto lo exigiera. Esa flexibilidad responde a una pulsión por entender qué puede ser una canción en tiempos de agotamiento y ruido. Su obra solista, iniciada hace algunos años, parece condensar esa exploración: menos frontal, más meditativa, sin perder filo.

Duarte se mueve por la música con la atención de quien revisa archivos familiares en busca de una foto que alguien olvidó colgar. Su obra acumula huellas de diferentes épocas y lugares, y ese collage no resuelve nada por completitud, antes condiciona la escucha. En ese ejercicio la atemporalidad aparece como herramienta: no se busca nostalgia, se recupera un tono que parece reconocido de memoria y se coloca en el presente para ser interrogado otra vez.

La chispa que dio origen a Quemarme contigo fue una frase que llegó sin anuncio: “ay qué dolor le dijo la luna al sol”. A partir de ese verso, Duarte construyó una lengua de simplicidad ritual, una narración que funciona como mito de origen. La voz se acerca a lo íntimo con una desnudez que no pretende explicar, sino sugerir. El relato se sostiene en imágenes y en siluetas emocionales, y eso deja que la canción habite un terreno entre lo doméstico y lo sagrado.

El tratamiento sonoro refuerza esa sensación de antigüedad reencontrada. El pulso básico descansa en raíces del blues mientras ciertos giros de la guitarra rozan climas que evocan altura y suelo. The Pets aporta una complicidad que suena a sala donde la interpretación se comparte en tiempo real. Juanjo Salazar acompañó el registro en Shamatica, y el resultado refleja decisiones que priorizan la textura y la respiración por encima del brillo pulido. Quemarme contigo plantea la idea de una pieza prestada al presente: una canción que ya existía y que Duarte ha sabido traer de vuelta, como si siempre hubiese estado esperando ser escuchada.


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