En su primer disco bajo su nombre de pila, la artista entrega ocho canciones que viajan entre la electrónica, el ambient y el pop alternativo, explorando la soledad como un espacio creativo y de autodescubrimiento.
La soledad como luz, como espejo y como refugio. Eso es lo que propone Martina Montaldo en «Ermitar«, su nuevo álbum de estudio y el primero que firma con su nombre real, tras una década de trayectoria como Martina Lluvias.
Un trabajo de ocho canciones donde los silencios, las texturas electrónicas y la vulnerabilidad se convierten en cápsulas sonoras cargadas de honestidad.
“Tuve que incorporar una gran soledad como parte fundamental de mi proceso compositivo”, confiesa la artista sobre un recorrido creativo lleno de altibajos, que contó con la producción de Ismael Palma y que le permitió participar con mayor protagonismo en cada decisión sonora.
El resultado es un LP íntimo y expansivo, en el que conviven influencias tan diversas como el jazz, el trip hop, la música urbana, las baladas pop y los mantras.
El título surge de la figura del ermitaño, ese arcano que guía con la luz en la mano. “Pensé en cómo se llamaría la acción de lo que hace el ermitaño al replegarse con esa luz. Pensé en Ermitar. A cualquiera le puede venir bien ermitar si es necesario”, explica Montaldo, subrayando la invitación a habitar la intimidad como un espacio vital.
“Si bien el disco nace desde experiencias personales, siento que habla de emociones universales. Mi deseo es que quien lo escuche encuentre en estas canciones un reflejo o un refugio, como yo lo encontré al crearlas”, señala.

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