La banda santiaguina redefine su sonido con dos nuevos singles que fusionan post punk y electrónica ochentera, anticipando un álbum que promete ser un giro visceral y bailable.
BorisKarloff da un salto en su propuesta musical con el lanzamiento de “Quimera” y “Piloto del siglo”, un doble single que adelanta lo que, según la propia banda, será “el mejor disco de Chile”.
Estos dos temas marcan un punto de quiebre, abriendo su sonoridad hacia un espacio más bailable e introspectivo, con una estética ochentera y una crudeza que los lleva hacia el post punk.
La banda define este nuevo rumbo como “new wave guachaca”, una etiqueta que nace de su libertad creativa y la búsqueda de un estilo propio. Para BorisKarloff, esto es “un nuevo estilo de baile, para mover el esqueleto, para estimularlo”.
Esta evolución se refleja en la incorporación de sonoridades más frías y sintéticas, reemplazando las baterías tradicionales por una LinnDrum, intensificando así el guiño a los años 80.
“Piloto del siglo” se presenta como un grito que no puede salir, abordando algo que incomoda sin ser nombrado, una crítica velada que no se queda callada.
Por otro lado, “Quimera” propone un viaje onírico y oscuro, una metáfora de la lucha interior donde cada parte del monstruo representa un conflicto personal. Ambas canciones son reflejo de emociones crudas: rabia, desencanto y el deseo de romper con lo establecido.
Este cambio sonoro fue impulsado, en parte, por un nuevo espacio de trabajo: un sótano que les permitió experimentar sin límites de tiempo. “Antes nos apurábamos mucho con los temas. Ahora los trabajamos de forma más cuidadosa. Nos sincronizamos como banda, cada decisión sonora la tomamos entre todos”, comentan.
La producción es un esfuerzo colectivo, donde “Martín mueve las perillas, pero todos estamos en todo: desde el instrumento hasta la mezcla”, aseguran, mostrando cómo lo personal se vuelve colectivo y lo sonoro se transforma en catarsis compartida.

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