El músico nacional deja atrás su guitarra acústica, para componer desde el piano, escribir para un trío de cuerdas e incluir la batería en sus canciones.
Si el debut discográfico de Nico Carreño con “Heterónimo” fue el cierre de su etapa inicial como compositor, este segundo álbum intenta representa al músico que es hoy, con «ISRS«.
Un disco que a través de 9 canciones transita por la densidad, con la utilización de nuevas sonoridades, originadas desde el piano y cuya composición instrumental incluyó batería y guitarras eléctricas.“Me gusta la idea que sea un disco que puede ser interpretado con distintas lecturas, que genere diferentes impresiones, que su música interpele y demande atención del oyente”, comenta Nico.
«ISRS«, toma su nombre de la serie de medicamentos que se califican como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, recetados con frecuencia para el tratamiento de la angustia, ansiedad y otras afecciones en grado moderado. A partir de su propia experiencia, el músico desclasifica sus sensaciones y la responsabilidad de identificar en qué medida se puede vivir y manejar ciertos trastornos y en qué momentos hay que recurrir a la ayuda especializada.
Fue un proceso que tomó 3 años, donde incluso pudo presentar sus canciones en vivo antes de registrarlas en el estudio. “Como el disco lo grabé con los músicos con que llevaba un tiempo interpretándolas en vivo, la manera de encarar la llegada al estudio fue totalmente distinta, ya que existía una familiaridad con las canciones y lo que permitió que cada músico aportara matices, generando un trabajo mucho más colaborativo”, destaca Carreño.
Un trabajo en equipo que también se manifestó en la producción, compartiendo créditos con Matías Saldías en estudio Mescalina, su también casa discográfica.

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