Hablemos de «Isqun», Renata Flores y la trascendencia de la lengua

«Killa, killa, killachay (Luna, luna, luz de luna)
Chayllan achkiriwanki (Solo me iluminarás)
Quyllurkunawan pukllaspayki (Cuando juegas con las estrellas)
Tutan, tutan, tutan sunquyta (Noche, noche, noche mi corazón)
Rawrarachispa, killa, killachay (Encendiendo, luna, luz de luna»

Beatriz Clara Coya, Renata Flores

Feliz año a quienes siguen este blog y a la nueva audiencia, quería partir este 2023 con un «Hablemos de«, aunque mi yo más vago quería esperar hasta a fines de enero para buscar de qué escribir, la cantidad de buen material que he encontrado en estos apacibles primeros días del año me han obligado a sentarme, mantener la concentración por algunas horas y escribir de buena música. Que para eso se inventó Corto Punzante.

¿Y qué mejor que partir el año escribiendo sobre un disco del 2021?

La verdad no parece ser la idea más revolucionaria de todas, pero me escudo -primero- en que estoy seguro que no has tomado muy en cuenta a lanzamientos de esta joven década que sean de países vecinos como Perú, Bolivia o Argentina. Lo más seguro que terminas escuchando meramente lo nacional y los anglosajones de turno. Si, nombrar a los artistas urbanos mainstream también es hacer trampa, así que aplícate a la tarea que te traigo uno de los mejores discos de lo que va de década 2020.

Renata Flores Rivera, artista originaria de Ayacucho, Perú, lleva un par de años sacando música que oscila entre el pop rap y el R&B contemporáneo. Hace dos años sacó su disco debut «Isqun«, que en quechua significa «Nueve», honor a las 9 canciones que conforman su primer larga duración.

Desde el 2018 la artista ya estaba demostrando mezclar su talento musical con temas sociales y, por sobretodo, el empoderamiento de la mujer. De este punto, Renata cala un poco más hondo y rescata la el papel de la mujer en la cultura andina.

En una entrevista con el El Comercio, la artista explicó:

«Desde pequeña, en el lugar donde vivo también pude apreciar mucha injusticia. La mujer andina siempre ha sido una parte importante en el Perú, ha logrado grandes cosas, pero muchas veces no son reivindicadas. Por eso me gusta hablar de ellas».

Renata Flores, El Comercio (12 de marzo, 2021)

No sólo se remite al discurso de la letra, ya que lo primero que salta al oído al escuchar Isqun es que gran parte de todo el disco está en quechua.

Una de las principales características que le dan gran valor al trabajo de Renata es rescatar elementos lingüísticos, históricos y elementos sonoros de las raíces peruanas, pasarlo por el filtro contemporáneo y una mirada feminista, y entregar una obra moderna con sabor a historia.

No me malentiendan, sólo porque gran parte de la lírica está en quechua no la enaltece automáticamente, sino que gracias a sus letras, la composición de cada canción y la entrega total desde su estética y su poder vocal, crea una obra completa que puede competir fácilmente en otros mercados más allá del mercado.

Pero ahí está la primera traba, el idioma. Al menos, en el primer vistazo.

El mercado mundial de música ha sido adueñado principalmente por el inglés por ser considerado, aún hoy, el idioma internacional por excelencia. El español se ha abierto a duras penas en este panorama pero aún sigue siendo un tedio para otras expresiones, sobre todo para lenguas originarias que ya son difíciles de normalizar o mantener en sus países de origen. Un ejemplo acá en Chile es el mapudungun, a pesar de los esfuerzos de distintas entidades por rescatar y difundir la lengua, sigue habiendo una resistencia o falta de interés por parte de la sociedad en general.

A pesar de que el panorama que presento es pesimista, creo firmemente que obras como las de Renata son extremadamente útiles y ayudan a derribar de a poco estas barreras. Esto lo explicaré desde mi posición y difícilmente sea una norma pero puede que les sirva a ustedes.

A nivel de ritmo, composición, beatmaking, capas sonoras y la voz de Renata -que nunca decae- sin saber qué estaba diciendo la mayoría del tiempo, estaba enganchado a esa atmosfera y sensaciones que es capaz de transmitir como conjunto. Llegó a tal punto que la segunda vez que escuché el LP, con más detenimiento, fue con el traductor y las letras de las canciones a un lado, para ir navegando por su mensaje.

Esto me ha pasado desde hace años, desde el japonés, el catalán e incluso el danés. La música, más allá de la lírica, es un lenguaje universal que nos abre espacios y horizontes a nuevas experiencias.

Por eso valoro a Isqun por sobre otras obras por ser tan atractivo que buscas más y quieres sumergirte en todos los elementos que propone su artista.

Mi mensaje siempre va a ser el mismo: Busquemos las raíces musicales de nuestra Latinoamérica pero tampoco nos cerremos a las nuevas propuestas, de nuestros propios países al igual que de tierras hermanas.

Isqun trasciende más allá del lenguaje y el tiempo, y al momento de conectar con quien escucha, es capaz de enriquecer las ganas por aprender sobre otros contextos y lenguas.

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