El último disco de la cantautora abandona el folk y se adentra en el viejo country, mientras viaja en el tiempo entre espacios oníricos de identidad de género y dolores de relaciones interpersonales.
Nos gustan las historias sobre los viajes en el tiempo. Digo, no a todos, pero hay cierta admiración a imaginar futuros donde se pueda romper esa barrera que parece impenetrable. Hay miles de historias sobre el tema, aunque es la primera vez que escucho un disco que parte desde esa premisa, al menos, a la hora de presentarlo.
Ha pasado un año desde el recopilatorio de Angel Olsen, y al no ser muy fanático de este formato lo dejé pasar, porque seguía muy satisfecho y maravillado con All Mirrors (2019). Ahora nos llega Big Time y ya entra en mis favoritos del año por su producción, por el camino que decide tomar su autora y en general por su sensibilidad para construir canciones -lírica y instrumentalmente hablando- que conectan tan bien con la audiencia y en sí mismas.
La premisa del disco parte porque después del fallecimiento de la mamá de Angel, comenzó a tener «estos sueños súper visuales sobre viajes en el tiempo. Más tarde decidí que llamaría al disco Big Time, no sólo por la canción, sino también como una especie de guiño a la expansión del tiempo y al cambio» (Angel Olsen, Apple Music, 2022).
En esta cruzada de lanzar un nuevo disco, la artista buscaba salir del folk, así que con ayuda de su co-productor Jonathan Wilson optaron por un disco que se asemejara más al country.
Desde el inicio, con All The Good Times, muestra en sus primeros segundos el cambio del tono en la discografía, aún más sereno que el anterior, recordando a los discos clásicos de artistas como Neil Young pero bajo el filtro contemporáneo. Además, se remarca el sentimiento de pérdida, de una relación que se ha perdido pero más allá de rabia sólo hay aceptación y agradece por los buenos momentos.
«Thanks for the free ride
And all of the good times».
Aunque el country suene muy a estadounidense o a un sector muy conservador de esa comunidad, Angel le da una vuelta al género para adueñarse de su contenido. Como dijo la artista para Stereogum: «Para «Big Time» nos propusimos celebrar la forma en que los seres humanos se identifican y subvertir el anticuado binario de género y los roles de género sociales/internalizados del pasado a través de la coreografía, el color y el vestuario«.
Vivir ese Big Time responde en el momento que se conecta con el autentico yo y poder anunciarlo para sentir ese momento de libertad, no tener que vivir en la sombra que, finalmente, no es una opción sino que es constantemente presionada por la sociedad.
En estos viajes oníricos temporales, en Dream Thing, Olsen nos sitúa en el encuentro con alguien de su pasado, una pelea los separa y tras años vuelven a encontrarse en una conversación tan banal pero a la vez nostálgica.
«Then I ran into you
And you just smiled at me
Said, «I love the new suit you’re wearin’»
Whatever that means»
Ghost On los fantasmas de la narradora la rodean mientras se cuestiona su relación con otra persona. Los remordimientos le siguen encasquetando en la cabeza mientras trata de buscar una solución al problema del «nosotras», llegando al punto de rencor si algo bueno le ocurre a quien tiene al lado.
Luego viene All the Flowers, canción que le da el título a este análisis y para mi es el favorito por dos razones.
La primera es que está construida maravillosamente la instrumentalización y la voz de Angel es sorprendentemente suave, cercana, emotiva pero mantiene una pequeña distancia, porque dentro de ese anhelo tan bello hay un toque de tristeza, un «podría ser real, pero no«, al igual que un sueño muy vivido.
La segunda razón es la que más conecta con la inspiración para este disco. Porque pareciera que más que un hecho real, la artista viaja en un posible futuro a la vez que se lamenta que tal vez nunca ocurra. La letra es preciosa y dolorosa, que también nos llama a reflexionar de cuánto dependemos de otra persona para sentirnos completos, lo que debería ser de otra forma, sentirnos completos y hechos por nosotros mismos.
En esta búsqueda de sentirse «alguien», Angel narra de que por fin conoce a alguien que ama y que la ama, en un relato de ensueño hasta que llega al verso de «You can bet l’m dreaming (Puedes apostar que estoy soñando»). Podría decirse que es para recalcar lo bien que se siente pero la idea de que esto es un sueñ ose demuestra en las siguientes líneas:
«I’ve been spending too much time
Searching in vain to find
The only reason
The only reason
To be alive
To be alive, to try
To be somebody».
«He pasado demasiado tiempo
Buscando en vano para encontrar
La única razón
La única razón
Para estar viva
Para estar viva, para intentar
Ser alguien».
Su voz se va apagando mientras la guitarra suena tímida de fondo, dándole los últimos toques a la canción, incluso podríamos decir que en el estribillo casi se quiebra.
Right Now vuelve a la belleza primigenia del country, otro corazón roto, a lo mejor del pasado, a lo mejor actual, aburrida de vivir en una mentira, sabiendo que el para siempre no es para siempre, que no se esconderá más en una mentira -podría estar aludiendo que está en una relación en secreto para evitar el «qué dirán»- se despide en un firme
I need you to look at me and listen
I ain’t the past coming back to haunt you
En este ambiente de bar abandonado en medio de la nada, This is Works, está en lo más hondo de la depresión, tanto que «no puedes encontrar las palabras«, busca la ayuda en otra persona, aunque sea por unos segundos, escuchar que todo estará bien, una esperanza para no seguir desmoronándose.
Go Home está el anhelo de la casa, esa nostalgia de estar entre paredes y objetos que nos dan seguridad, donde nos criamos o a lo mejor pasamos gran parte de nuestras vidas, porque lo ajeno parece ser extraño, cambia y pareciera que debemos fingir todo el tiempo para estar al corriente de la masa.
Through the Fires parece ser una continuación de la canción anterior por el piano que abre. En estos continuos viajes que hemos hecho en sueños, la obra se va cerrando de a poco con un tono sereno y lento.
Angel busca y abraza sus sentimientos más íntimos, a lo mejor, los que ha ocultado para encajar. Una acción liberadora que prefiere convivir con los fantasmas del pasado y poder amar libremente de nuevo, con toda la pasión que le nazca. Caminando a través del fuego, todo lo que duele y todas las pasiones que la envuelven, elevándose cada vez más y más.
Finalmente Chasing the Sun. Hay una suerte de dependencia preocupante en la canción, en que la vida de la narradora sólo se justifica por un otro/otra. Pendiente a otra y buscando su bienestar, podría llegar a «perseguir el sol por ti«. La canción nos despide con ella conduciendo, como si fuera en una carretera sin rumbo, alejándose de todo.
El sueño se difumina, el viaje se acaba, es hora de despertar, Angel.
Me gusta pensar que los sueños son, en parte, un refugio que usa la mente para buscar significados. Esa filosofía del sueño con los viajes temporales hablan de un disco nostálgico, que parece recorrer la vida de una persona que asume lo que es y sus sentimientos sin miedo, mientras que en otros momentos pareciera estar ahogada por sus pasiones, por depender de un otro.
En esta colección de relatos que juegan con el pasado y futuro, contando todas las flores que ha recogido en estas vivencias: Amargas, dulces, variopintas, marchistas y nuevas.
Por la tonalidad y las letras la autora es consciente de estos problemas y más que alabarlos, los deja como una vivencia, tal vez para empatizar y también decir «puedo evitar caer en eso».
Adoro el giro que le da al country con la estética actual y letras contemporáneas, que no ha sido la primera pero si imprime su sello en Big Time. Mil aplausos para Angel Olsen, que se postula uno de mis discos favoritos de este 2022.
Y mil aplausos para ti, que llegaste hasta el final de este análisis.
Sigue soñando.

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